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en realidad él fue traspasado debido a nuestra rebeldía.
    Fue magullado por las maldades que nosotros hicimos.
El castigo que él recibió hizo posible nuestro bienestar.
    Sus heridas nos hicieron sanar a nosotros.
Todos nosotros nos habíamos perdido como ovejas.
    Cada uno agarró su propio camino.
Pero el SEÑOR cargó en él
    todo el castigo que nosotros merecíamos.

Lo trataron cruelmente y lo torturaron,
    pero él se mantuvo humilde y no protestó.
Permaneció en silencio,
    como cuando llevan a un cordero al matadero
o como cuando una oveja guarda silencio
    ante los que la trasquilan.

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